6 abr 2017

No hubo condena de la ONU por ataque químico en Siria.

No hubo condena de la ONU por ataque químico en Siria, ocurrido el pasado martes en la localidad de Jan Seijun y acabó con la vida de más de al menos 86 personas, entre ellas 30 niño..
Putin mostró otra vez su poder de bloqueo en el Consejo de Seguridad, y salió en defensa del régimen de Bachar el Asad. Lástima.. 
¿Y Trump?
“Mi actitud con El Asad ha cambiado mucho. Se han cruzado líneas rojas”, declaró aunque tampoco pidió la caída del régimen.
Turquía confirma el uso de armas químicas y Siria lo sigue negando.
Los exámenes forenses, que duraron casi tres horas, fueron grabados con cámaras y tanto Turquía como la OMS han recogido muestras. Los médicos de la zona diagnosticaron desde un primer momento síntomas de un ataque químico: pupilas contraídas, convulsiones y espuma saliendo por la boca.
Países como Francia, Estados Unidos y Reino Unido han responsabilizado del ataque al régimen de Damasco. Por otro lado, Turquía ha calificado el ataque de "crimen de guerra y contra la humanidad" y el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado a su homólogo sirio, Bashar Asad, de ser un "asesino".
Damasco niega la autoría
El Gobierno sirio, por su parte, ha negado desde el primer momento la implicación de su aviación en el bombardeo. El ejército "no ha utilizado y nunca va a usar" armas químicas contra su propio pueblo "ni siquiera contra los rebeldes y yijadistas", ha asegurado este jueves el ministro de Exteriores sirio, Walid Mouallem
Séptimo año de guerra. 10 millones de desplazados y 312 mil difuntos, un tercio de ellos civiles. El número de refugiados sirios supera los cinco millones, según la ONU
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Rusia impide la condena de la ONU a la matanza de Siria
JAN MARTÍNEZ AHRENS
El País, Washington 6 ABR 2017 -
No habrá condena de la ONU por el bárbaro ataque químico en Siria. Rusia salió en defensa del régimen de Bachar el Asad y mostró otra vez su poder de bloqueo en el Consejo de Seguridad. Ni siquiera el horror de 86 muertos, 30 de ellos niños, bastó. El Kremlin acusó contra toda evidencia a los rebeldes de haber ocultado armamento químico. EE UU, Francia y el Reino Unido lo negaron. “Mi actitud con El Asad ha cambiado mucho. Se han cruzado líneas rojas”, declaró Donald Trump, aunque tampoco pidió la caída del régimen.
Séptimo año de guerra. 10 millones de desplazados y 312.000 muertos, un tercio de ellos civiles. El conflicto conmueve al mundo, pero sigue en un callejón sin salida. El ataque aéreo del martes en la provincia de Idlib lo demuestra. Estados Unidos, Francia y Reino Unido identificaron ese mismo día como agresor al régimen de Bachar el Asad. “El ataque químico perpetrado contra inocentes, entre ellos mujeres, niños y bebés, no puede ser ignorado por el mundo civilizado, lo condenamos”, declaró Trump. Su secretario de Estado, Rex Tillerson, se sumó: “Así opera El Asad, con brutalidad y barbarie. El uso de armas químicas contra su propio pueblo revela un desprecio fundamental contra la decencia humana”.

Dijeron esto, pero ni Trump ni Tillerson dieron el paso lógico de exigir la caída de El Asad. Ni siquiera el gesto de apoyar a Francia y el Reino Unido en una propuesta de condena e investigación en el Consejo de Seguridad de la ONU tuvo efecto. En Washington se sabía que estaba condenada de antemano.
Los rusos, con poder de veto, ya habían señalado que consideraban inocente al régimen sirio y que, para ellos, el material químico había sido ocultado por rebeldes en un almacén terrestre que estalló con las bombas aéreas. No sirvió que los observadores en la zona lo desmintieran o que Washington sostuviese la autoría del régimen. Con el rechazo ruso, la resolución se estancó, ni siquiera fue votada y quedó lista para correr la misma suerte que la que en febrero pretendió sin éxito imponer sanciones al régimen por sus demostrados ataques con gas cloro a tres posiciones rebeldes en 2014 y 2015.
Era un resultado previsible. También para Washington. “Trump no ve a El Asad como una prioridad. Obama tenía la misma política, pero nunca la admitió y jamás se enfrentó a las implicaciones. De algún modo esperaba que el proceso de Ginebra generase un nuevo gobierno por la vía diplomática, lo que era un simple deseo”, afirma Michael O’Hanlon, profesor de Princeton y codirector del Centro para la Seguridad e Inteligencia del think tank Brookings Institution.
En esta línea, la Casa Blanca dio pruebas de su determinación y, en plena espiral por las imágenes de los niños agonizantes, llamó a reconocer la “realidad política que existe en Siria”. Tillerson dio un paso más y delegó el papel de vigilante en Rusia e Irán, a quienes pidió que “ejerzan su influencia sobre el régimen sirio”. Este giro ya se advirtió hace días cuando el secretario de Estado, que la próxima semana viaja a Rusia, admitió que la suerte del presidente El Asad tiene que ser decidida por el pueblo sirio, precisamente la tesis defendida por Moscú y que, de materializarse en unos comicios, aboca casi con seguridad en su reelección.
Pero la verbalización más clara de la nueva política llegó de la mano de la enérgica embajadora de EE UU en la ONU, Nikki Haley, una voz que no deja de crecer en asuntos internacionales ante el bajo perfil de Tillerson. “Uno escoge sus batallas. Y en este caso nuestra prioridad ya no radica en sentarnos y expulsar a El Asad”, proclamó. Luego, en el debate del consejo de seguridad se mostró mucho más dura y volvió al juego del doble rasero. Mostró fotos de niños muertos y lanzó un furibundo ataque: “Estamos ante un nuevo golpe del régimen sirio y Rusia no puede seguir escurriendo la responsabilidad. Si no se hace nada, estos ataques seguirán. Cuando los miembros fracasamos al actuar de forma colectiva, a veces nos vemos forzados a emprender nuestra propia acción”. Acabado su discurso, como era previsible, la resolución de la ONU quedó estancada. Otra vez.
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Turquía confirma el uso de armas químicas y Siria lo sigue negando
EFEEstambul
El Pais, 06/04/2017 13:20
El ministro de Justicia de Turquía, Bekir Bozdag, ha informado este jueves de que las autopsias realizadas a las víctimas del ataque que se llevó a cabo el martes en la provincia siria de Idlib confirman la teoría del uso de armas químicas en el bombardeo.
"Se han hecho autopsias en tres cadáveres que se llevaron de Idlib a Adana (en el sur de Turquía). En ellas participaron forenses y representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Como resultado de las autopsias se ha comprobado el empleo de armas químicas", ha asegurado Bozdag, según ha informado la agencia Anadolu. "Esta investigación científica ha demostrado que Asad utiliza armas químicas", ha añadido.
Los exámenes forenses, que duraron casi tres horas, fueron grabados con cámaras y tanto Turquía como la OMS han recgoido muestras. Los médicos de la zona diagnosticaron desde un primer momento síntomas de un ataque químico: pupilas contraídas, convulsiones y espuma saliendo por la boca. El ministro de Sanidad turco, por otro lado, ha comunicado que los resultados se examinarán también en La Haya.
El ataque se produjo el pasado martes en la localidad de Jan Seijun y acabó con la vida de más de al menos 86 personas, entre ellas 30 niños. El ministro turco ya había afirmado este miércoles que existían "pruebas" del uso de armas químicas en el ataque. "Según los resultados de las pruebas llevadas a cabo, hay evidencias en los pacientes tratados en los hospitales que llevan a pensar que han estado expuestos a una sustancia química (Sarín)", ha dicho el ministro de Sanidad en un comunicado.
Países como Francia, Estados Unidos y Reino Unido han responsabilizado del ataque al régimen de Damasco. Por otro lado, Turquía ha calificado el ataque de "crimen de guerra y contra la humanidad" y el presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado a su homólogo sirio, Bashar Asad, de ser un "asesino".
Damasco niega la autoría
El Gobierno sirio, por su parte, ha negado desde el primer momento la implicación de su aviación en el bombardeo. El ejército "no ha utilizado y nunca va a usar" armas químicas contra su propio pueblo "ni siquiera contra los rebeldes y yijadistas", ha asegurado este jueves el ministro de Exteriores sirio, Walid Mouallem, quien además ha pedido que se investiguen los hechos.
Mouallem ha avalado la versión rusa que defendía a Damasco asegurando que la fuerza aérea había bombardeado un depósito de los rebeldes que contenía "sustancias tóxicas" y que, al explotar, éstas se dispersaron por la atmósfera. El ministro de Exteriores sirio ha añadido que se trataba de un depósito del Frente al Nusra. Mouallem ha comunicado que las declaraciones de Estados Unidos son "muy graves" y el Kremlin, por otro lado, ha acusado a Washington de no tener "información objetiva" al respecto

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