1 sept 2008

Familias honradas

Retrospectiva
El Universal, domingo 10 de junio de 2001
"No visitarán familias honradas" /Carlos Monsiváis
En el forcejeo por los paradigmas, un sector de la sociedad, que ha triunfado en política, se propone el regreso a los orígenes, "cuando los valores contaban", y las familias y las personas tenían memorizado su sitio en la tierra, anticipo módico de su lugar más allá. Para estas personas, el tiempo ha transcurrido en contra de las instituciones reverenciadas, de la moral y las buenas costumbres, y algo muy importante, en contra de las zonas de silencio en invisibilidad sin las cuales, así lo consideran, una sociedad se deforma a la intemperie. Para ellos, lo más adecuado es perseguir y prohibir, perseguir la prostitución en las calles (y dejar intocados a los proxenetas y sus apoyadores políticos), y prohibir espectáculos, cerrar establecimientos donde se le falte el respeto al decoro, precisando en suma que los ciudadanos son, en verdad, niños aturdidos, incapaces de distinguir entre el bien y el mal, a la disposición de las orientaciones sabias de la autoridad.
En homenaje a estos Maestros del Comportamiento Único y Correcto, procedo a exhumar el Reglamento para el Ejercicio de la Prostitución en el Distrito Federal , de 1914, convencido de que le será de utilidad a las fuerzas del Rearme Moral. ¡Ánimo censores! Hay mucho que hacer y que prohibir para sanar a la sociedad.
CAPÍTULO 1 Artículo primero. Toda mujer nacional o extranjera que especule con la prostitución está obligada a someterse a la Inspección de Policía de Sanidad.
Artículo segundo. Dichas mujeres se someterán una vez por semana al reconocimiento facultativo. Las que resultaran enfermas serán internadas en el hospital que exista al efecto, quedando secuestradas hasta su completo alivio.
Ha sido una desdicha para la cirugía reconstructiva de la moral, la falta de continuidad de sus proyectos. Ya se sabe: los reconocimientos facultativos han sido hasta ahora escasos y descuidados y los hospitales "al efecto" cuando se han intentado no funcionaron. Más bien, el siglo XX resultó el escenario de los hostigamientos, las cacerías de "aventureras", los exámenes rápidos y sin propósito alguno de conocimiento, la propagación de las enfermedades venéreas, la indefensión de las prostitutas, la suprema indiferencia de las autoridades de salubridad. Lo que importa, de hecho lo que en verdad ha importado, es el gesto de superioridad y el maltrato de las pecadoras (así con esa voz teológica), y lo demás que lo cuide el neosalvarsán o, a su debido tiempo, de la penicilina. Los mismos que desde el púlpito de sus prejuicios (el más elevado) exhortaron a las hetairas o güilas, se desentendieron de sus padecimientos y de la explotación inmisericorde a que se les sometía. Lo suyo no ha sido el cuidado sanitario sino la explotación montada en la exhortación.
Es muy interesante revisar el Reglamento de 1914 por diversas razones, históricas, de moral pública y de exhibición de los criterios, siempre tan cambiantes y siempre tan perseverantes. Véase el Capítulo II.- "Clase de mujeres inscritas y sus obligaciones": Artículo séptimo. Las mujeres inscritas se dividirán en dos clases: perteneciendo a la primera las que vivan aisladas, y a la segunda las que vivan en comunidad.
Se reputa aislada la que se inscriba con objeto de ejercer la prostitución por cuenta propia, sea en su domicilio o en otro lugar. La que tenga ese carácter no podrá vivir en burdel ni asociada a otra que también ejerza la prostitución.
Artículo octavo. Las infractoras del artículo anterior serán consignadas a disposición del Ciudadano Gobernador, quien les impondrá tres días de arresto, pena que se duplicará en caso de reincidencia.
Artículo noveno. Tanto las mujeres aisladas como las de comunidad, están obligadas a proveerse del libreto a que se refiere el artículo tres. En vista de las circunstancias de cada mujer, tales como su juventud, atractivo y demás que deban tomarse en cuenta, el Inspector de Sanidad las incluirá para el pago del libreto en alguna de las clases que en seguida se expresan:
Aisladas de primera clase ……………...... 3.00
Aisladas de segunda clase ………….......... 2.00
Aisladas de tercera clase …………..…....... 1.00
Aisladas de ínfima ……………….................. .50
Comunidad de primera clase ………......... 3.00
Comunidad de segunda clase ……........... 1.50
Comunidad de tercera clase …………........1.00
Desde el siglo XVII las prostitutas han sido una de las grandes comunidades marginadas de la ciudad de México. Cuatro siglos después, es todavía escasa la noticia del trato gubernamental sistemática que respete sus derechos humanos y atienda sus enfermedades (hoy agravadas por la pandemia del SIDA. En todo momento se les advierten características "terrenales": la juventud, el atractivo y demás (¿Incluirá esto la disponibilidad?), pero lo usual es darles el trato de "aisladas de ínfima" (el término es inolvidable. Y a las aisladas de ínfima se les reservan desprecios, humillaciones, golpizas, asesinatos. No se ha progresado notoriamente desde que en 1914 se distinguía a las aisladas de primera clase, que recibían reconocimiento médico en el gabinete especial reservado, del resto, revisadas con rapidez y desprecio en el gabinete común.
El "ghetto venéreo" ha sido implacable. En 1914 a las prostitutas de cualquier clase se les condena a la inhumanidad de la caridad cristiana.
Art. 10°. Las inscritas de ambas clases cumplirán con las prevenciones siguientes: A. Presentarán su libreta de tolerancia cuando para ello sean requeridas por la autoridad o sus agentes.
B. Se portarán y se vestirán con decencia .
C. Se abstendrán de hacer escándalos, principalmente en la calle u otros lugares públicos.
D. Se abstendrán de pasear las calles, reunidas en grupos que llamen la atención y de incitar por medio de señas o palabras.
E. No saludarán ni interpelarán en la calle a los hombres que fueran acompañadas de señoras o niñas .
F. No permanecerán en las puertas de los burdeles ni en los balcones o ventanas de ellos.
G. No visitarán familias honradas .
¿Qué novedades hay desde 1914? Muchísimas, desde luego. Ahora ya se sabe lo inútil de moralizar el atuendo de las prostitutas, no existen las libretas de tolerancia (se llaman de otra manera), las "horizontales" ejercen en las calles y, tal vez, en los paneles que las conducen periódicamente a las delegaciones, si quieren ya pasean casi por donde quieran pero no se dan a notar porque el vocabulario y el vestuario que las afamaban están más bien extendidos, no permanecen en las puertas de los burdeles, entre otras cosas porque éstos han venido a menos y, desde luego, sus visitas a familias honradas siguen escaseando. Además, con el actual problema de vivienda, las prostis no se tentarían el corazón para burlar este artículo del Reglamento: "No vivirán a distancia por lo menos de 50 metros, de los establecimientos de instrucción o beneficencia y templos de cualquier culto".
¿Cuál es la herencia del trato a las prostitutas en dos siglos de nación independiente? Si como han declarado puntualmente todos los alcaldes, "por desdicha este cáncer social no tiene remedio", ¿por qué no se han producido los reglamentos racionales que combatan la explotación inicua de proxenatas y policías, busquen condiciones civilizadas de trato y no moralicen en asuntos de salud, principalmente en el caso del SIDA, sino se concentren en soluciones a corto, mediano y largo plazo?
La respuesta a lo anterior es muy compleja y es muy sencilla. A lo largo de dos siglos, las autoridades en el país entero, muy especialmente los jefes de policía, se han fortificado en los prejuicios y en el chantaje y la explotación que los prejuicios admiten y fomentan. Si no hay tal cosa como "la prostitución por gusto", ¿por qué no buscar fórmulas racionales como las intentadas en la ciudad de México en la última década, con un éxito muy parcial pero ya significativo? Lo otro, el placer de la represión y el ocultamiento, evoca de modo necesario algunos grandes momentos de los reglamentos sobre prostitución del siglo XX, con su carga de invisibilidad a cualquier precio: CAPÍTULO III Art. 14°. Toda casa donde estén reunidas dos o más prostitutas, estará bajo la vigilancia inmediata de una mujer que, si fuera menor de 30 años, quedará sujeta al reconocimiento facultativo.
Art. 16°. No se establecerá burdel alguno en casa de vecindad, ni a distancia menor de 50 metros de los establecimientos de instrucción o beneficencia y templos de cualquier culto.
Art. 17°. No tendrán los burdeles señal alguna exterior que indiquen que lo son.
Art. 18°. Los balcones y ventanas de dichas casas, tendrán apagados los cristales y habrá además cortinas exteriores. Tendrán también un cancel en el cubo del zaguán, dispuesto de modo que no se vea desde la calle el interior del burdel.
¿Cuántos jefes de policía en el país no estarían hoy absolutamente de acuerdo con lo anterior, en el caso de que aún florecieran los burdeles?

Rincon y su opinión de Castillo Peraza

Retrospectiva
Política y saber/Gilberto Rincón Gallardo
Publicado en Reforma (www.reforma.com), 23 de septiembre del 2000;
Quien conoce de cerca la vida interna de los partidos políticos mexicanos sabe que en ellos anida un fuerte espíritu antiintelectual.
Mantuve con Carlos Castillo Peraza una larga y cálida amistad. Coincidíamos en cosas fundamentales como el reclamo democrático para México y la necesidad de construir una sociedad de instituciones como única garantía para darle calidad a nuestra experiencia democrática. Divergíamos en asuntos, que también pueden verse como fundamentales, como nuestros juicios acerca de la interrupción voluntaria del embarazo. Nunca escondimos nuestras afinidades pese a haber estado situados en partidos políticos distintos y pese a vivir en un ambiente que llegó a hacer de la intransigencia y la ruptura una virtud; pero tampoco escondimos nuestras diferencias porque sabíamos que existía un espacio de diálogo y razonamiento en el que incluso los temas más divisivos podrían ser procesados políticamente.
Por eso veo su muerte no sólo como una dolorosa y abrumadora pérdida personal, sino también como una pérdida irreparable para la política y la cultura mexicanas.
Ahora que, tras su muerte, incluso algunos de quienes hace unos tres años se sumaron a la campaña de calumnias enderezada en su contra han cantado su panegírico, habría que rescatar las ideas más polémicas de este político-filósofo como una forma seria de honrar su memoria. Es necesario discutir los temas que él discutía con pasión y que en modo alguno consideraba cerrados. Porque Carlos Castillo Peraza representó esa rara avis que es actualmente la ilustración católica en México y que tiene toda la legitimidad para expresar su voz en el debate sobre lo que nuestra sociedad ha de ser. Quienes en veces disfrutamos, y en veces sufrimos, el filo culto de su inteligencia y de su capacidad para el debate razonado, sabemos que el mejor homenaje a Castillo Peraza no puede ser sino la discusión seria de sus ideas sobre la vida pública mexicana.
Días antes de su malhadado viaje a Alemania, habíamos iniciado una discusión que habíamos prometido continuar de manera epistolar. La fatalidad impidió esto, pero en la medida en que su objeto era un tema que nos trascendía tanto a él como a mí, ahora me atrevo a formularla como una invitación a la reflexión de quienes están convencidos, como estaba Carlos, de que es posible una política guiada por la inteligencia y la ética.
Muchos sesudos analistas creyeron conocer, mejor que el propio Carlos Castillo Peraza, las razones por las que abandonó el Partido Acción Nacional. Adujeron que no había sido capaz de soportar la derrota de su candidatura al gobierno del Distrito Federal o el avance del neopanismo al interior del partido que contribuyó a fortalecer. O ambas cosas. Pretendieron que la explicación dada por él acerca de su renuncia era irrelevante porque no conducía a una gran conjura, a una pasión insatisfecha o al enojo y la desilusión. Pensaron que era irrelevante porque hablaba de los compromisos de un intelectual y de la dificultad de combinar la acción política con la reflexión intelectual. Les pareció poca cosa como razón para abandonar la política partidista.
Ni por asomo pretendo decir que Castillo Peraza careciera de una gran pasión por la política, o incluso de un gusto legítimo por el poder. Pero lo que es cierto es que él había llegado a la conclusión, tomada de las ideas de Octavio Paz, de que en última instancia (una instancia que siempre llega) política y saber terminan siendo incompatibles. Esa es la razón que dio para abandonar el PAN, y es una razón suficientemente poderosa como para definir un nuevo derrotero para la vida de un hombre brillante como él era.
Mi posición era la contraria. Así se lo manifesté y fue el motivo de la promesa de continuidad de nuestro debate. En mi opinión, la militancia política no contamina necesariamente de parcialidad el análisis que uno pueda hacer de la realidad social en que vive. La asepsia política del intelectual independiente es legítima y a veces admirable, pero esto no hace irremediablemente unilaterales los juicios del intelectual políticamente activo. De hecho considero que gran parte de la crisis de los partidos políticos en México se ha debido a la escasa relevancia que han dado a las tareas intelectuales que impone la propia política democrática.
Por supuesto, no estoy defendiendo a los antiguamente llamados "intelectuales orgánicos", que funcionaban sólo como voceros de las decisiones políticas de los dirigentes partidistas y, en ese sentido, comprometían, en nombre de la lealtad política, su propia libertad intelectual. Hablo, más bien, del compromiso de pensadores como el propio Carlos que son capaces de elaborar un análisis político en el que sus filias y fobias particulares quedan en suspenso frente a la fuerza de los argumentos racionales.
Porque él vivió esta tensión de manera dramática, Carlos tendría, por supuesto, argumentos contra esta opinión que ahora sostengo. Sin duda, las relaciones entre el poder y el saber serán siempre tensas, crueles y plagadas de incertidumbre. Pero creo que no puede considerarse una norma obligatoria el que el pensamiento racional y sus elaboraciones críticas tengan que replegarse frente a la militancia política y, sobre todo, tengan que dejar sólo a los políticos profesionales las grandes definiciones que afectan la vida de todos.
Quien conoce de cerca la vida interna de los partidos políticos mexicanos sabe que en ellos anida un fuerte espíritu antiintelectual. Pocas cosas hay que molesten más a los liderazgos políticos convencionales que la opinión independiente de quien se atreve a pensar por sus propios medios. Por ello, los intelectuales son aliados necesarios pero peligrosos para quien confunde la lealtad a un programa político con la lealtad a las personas.
En las filas del propio PAN, el actual Presidente electo consideró que los mayores fracasos de ese partido habían estado vinculados a una estrategia que pretendía seguir un camino doctrinario y programático. Puede decirse que si el triunfo en política equivale a ganar el poder a costa de la congruencia, Carlos Castillo Peraza fue un perdedor. Pero si el triunfo en política consiste en tratar de llevar a la práctica principios congruentes con la libertad de pensamiento y la autonomía intelectual, Carlos fue un triunfador completo.
Aunque seguramente él lo denunciaría como un argumento tramposo, creo que la experiencia política de Castillo Peraza mostró que es posible un equilibrio funcional entre la libertad de pensamiento y la militancia política. El diría que es un argumento tramposo porque, aún cuando su sentido del ridículo fuera vencido y aceptara este juicio positivo sobre su militancia, señalaría que un único caso no demuestra nada.
Y tendría razón. Por ello es que se necesita la repetición de su experiencia. En efecto, un solo político-filósofo como Carlos ha sido del todo insuficiente para hacer prevalecer la inteligencia y el diálogo racional en la política mexicana. No necesitamos que los pocos intelectuales serios que militan en la política se vayan de ella. Necesitamos que los que están fuera entren a ella. Si los partidos que existen no se reforman para admitirlos, habría que crear nuevos partidos.

Gilberto, la opinión de R. Becerra

Uno que hizo política con miedo/Ricardo Becerra Opinión
Publicado el Lunes 1 de Septiembre de 2008
Para Doña Silvia y Lídice.
Ustedes quieren que me coma a los comunistas, verdad?
Son como chayotes, rugosos y con pelos que punzan. Me como a los comunistas ¿y luego? ¿cómo los cago?” Quien endosó esta metáfora durante una tirante reunión conun grupo empresarial en 1976, fue don Jesús Reyes Heroles, a la sazón secretario de Gobernación y artífice de la reforma política, que después de varias décadas de proscripción, le daría su lugar en lacontienda electoral al Partido Comunista Mexicano.
El episodio me lo contó —creo que un par de veces—Gilberto Rincón Gallardo mientras bebía su clásica copa fría de vino rosado; y aunque vivía en un periodo de excesivo trabajo y tensión (eran los momentos de su campaña como candidato presidencial por DemocraciaSocial), le gustaba rematar sus análisis de actualidad extrayendo lecciones de otra época, comparando la era en que hacía política dentro de un partido anatemizado, vigilado y expulsado de la legalidad. Era una época en la que “se hacía política con miedo”(para usar la exacta expresión de Luis Giménez Cacho);miedo al abuso policiaco, a la discrecionalidad de las autoridades que podían decidir “hasta lo que la oposición clandestina podía hacer”, y miedo también, a la paranoica psicología de gueto tan típica de los grupos marginales (u obligados a ser marginales).
Creo que ese permanente contraste entre épocas, era la motivación principal de su razonamiento, la forma en que Rincón evaluaba la situación política y el estado de las cosas. Había sido encarcelado en Lecumberri después de 1968 y hasta 1971 (entre otras, 31 ocasiones más), y era perfectamente consciente de la prioridad democrática, de que la lucha política másimportante que tenía la izquierda mexicana delante de sí, era la lucha por las libertades políticas fundamentales, por crecer en la competencia legal, osea, por ganarse un espacio en la convivencia pluralista.
Aunque Rincón Gallardo era un nombre que se escuchaba en cualquiera de los ambientes de izquierda, le conocí de cerca, en los años noventa, en los días en que el PRD debía ser incorporado a los pactos de transición democrática. Como reportero seguí los pormenores de su tercer Congreso Nacional, llevado a cabo en Oaxtepec,en agosto de 1995. Fue él quien elaboró mejor que nadie la definición política que intentaba hacer del PRD un partícipe directo en la reforma por venir: “El diálogo no es un método de lucha más sino la forma misma del cambio democrático...” y alertaba sobre el riesgo de que el escenario electoral se asentara “sólomediante la competencia real de dos partidos, PRI y PAN, modelo que conviene a la visión neoliberal de la transición” (La transición con izquierda. Nexos núm.214, octubre de 1995).
Aunque la prensa nacional apenas y se percató, aquella fue una batalla intelectual y política memorable para tres días sin sueño, en los que Rincón, un moderado Muñoz Ledo, Ortega, Encinas, García y varios más que, para sorpresa de muchos, lograron revertir el estado de ánimo testimonial y pendenciero del PRD y lo colocaron legítimamente, de pie en la negociación democrática. En las conclusiones votadas de ese foro, la izquierda mexicana dio un viraje civilizatorio:“...proponemos a la nación una transición pactada, pacífica y constitucional hacia la democracia...
El PRD convoca al diálogo nacional entre las fuerzas políticas, sociales, civiles, culturales y elgobierno... el país necesita la instauración de unsistema democrático competitivo y cumplir dosrequisitos mínimos: autonomía de los órganos electorales y equidad en la contienda electoral”. Lolograron.Gracias a esa reforma, obstinadamente propulsada por Rincón y los suyos, vino —natural— la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital de la República y elcrecimiento consistente y sólido del PRD. Pero también “una invasión oportunista” de cuadros camaleónicos y la radicalización hueca, incomprensible, que Rincón ya no soportó. En septiembre de 1997 abandona al PRD conla firme convicción de crear otra opción de izquierda, socialdemócrata, que después de un periplo casi heroico se quedó a 0.1% de su registro definitivo enel año 2000. Volvió a intentarlo en el 2003 y ya ni siquiera pudo (pudimos) llegar a la boleta. Hablé con él y aprendí de él mucho menos de lo que debí. Pero su figura simboliza para mí una de las paradojas más perturbadoras de la transición mexicana: que quienes se jugaron el pellejo y combatieron seria y persistentemente por el cambio y quienes se beneficiaron de él, no fueron, casi nunca, los mismos.
Los tipos Rincón Gallardo por la izquierda y los tipos Castillo Peraza por la derecha, hicieron la transición. Pero quien cosechó sus frutos fueron otros, con muchos menos méritos y sin sentido de los costos involucrados en esa historia. Tal vez por eso, la política ha perdido el aliento y se ha extraviadoen un juego de rapacidad, bloqueo y desquite,incomprensible por aquellos que realmente construyeron el cambio. La responsabilidad de personajes como Rincón Gallardo, abrieron las compuertas de la democracia en México. Quizá porque ellos sí sabían lo que era hacer política con miedo.

Gilberto, la opinión de R. Raphael

Gilberto permanece/Ricardo Raphael
Publicado en El Universal, 1 de septiembre de 2008
Varias veces fue encarcelado y todas por motivos políticos. La estancia más larga ocurrió después de la represión que sufrieron los estudiantes en 1968. Como era parte de la dirección del Partido Comunista, Gilberto Rincón Gallardo fue recluido con otros varios de sus compañeros en la prisión de Lecumberri.
Por aquellos días las autoridades dijeron de él muchas mentiras. La más inverosímil fue cuando se le acusó de haber lanzado bombas molotov. Riendo de sí mismo, Rincón solía levantar los brazos y afirmar que aquello era imposible.
Y lo era, no por las razones más obvias, sino por el imbatible rechazo que a lo largo de su vida sostuvo en contra de la violencia. Fue comunista, fue socialista, fue un hombre de izquierda, pero nunca consideró a la vía armada como instrumento de transformación.
Esta convicción suya sería la brújula más importante de su larga e histórica actuación política en nuestro país. En lugar de reunir furia, enojo o rencores, una vez que pudo salir de Lecumberri, Rincón Gallardo se convirtió en una de las voces más vibrantes para convocar al cambio pacífico del sistema político mexicano.
Se asumió demócrata, antes que cualquier otra cosa. Reformista y ya no revolucionario.
Intuía bastante bien dónde podrían terminar las cosas para México si la ruta de la confrontación escalaba. En su juventud visitó varias veces Europa del este. Miró de cerca la destrucción moral que un Estado autoritario podía provocar sobre las sociedades cuando se instalaba la polarización.
Con otros dirigentes del Partido Comunista Mexicano redactó un airado extrañamiento en contra del gobierno de la Unión Soviética cuando los tanques rusos invadieron la ciudad de Praga, en la primavera de 1967. Aquél fue uno de los tantos actos de autosubversión que Gilberto Rincón Gallardo se impuso a lo largo de su vida.
Por su confianza en las soluciones pactadas fue que, como dirigente relevante de la izquierda mexicana, se opuso una y otra vez a la guerrilla. Entendió las razones de aquellos jóvenes. Simpatizó con sus argumentos. Pero no estuvo dispuesto a apoyar la ruta armada que los guerrilleros hubieran tomado para defenderse.
En contraste, se invirtió con todas sus energías en las pista contraria. En los complejos años 70 apostó por el diálogo con el régimen priísta. Exigió la amnistía para los presos políticos. Reclamó la apertura del régimen. Cuando todavía era inviable, se empeñó en la vía electoral para despresurizar las tensiones y, sobre todo, para volver plural al poder político.
Muy pronto comenzó a recibir recriminaciones de los suyos. Fue calificado de antirrevolucionario, de traidor a la lucha de clases, de ingenuo, cuando no, de vendido al sistema. Pero aquello tampoco lo amedrentó. Necio por momentos, y tenaz la mayoría de las veces, Rincón Gallardo logró convencer a más de uno sobre la viabilidad de sus propuestas.
En 1976 recibió respuesta a sus afanes. Jesús Reyes Heroles —operador político de José López Portillo y luego secretario de Gobernación— le propuso legalizar al Partido Comunista Mexicano. Invitó a los dirigentes de esa organización para que participaran en la confección de una nueva ley electoral.
No hay manera de explicarse la transición a la democracia que se vivió después en México sin aquel importantísimo momento.
Rincón volvería a participar de manera protagónica en las subsiguientes reformas democráticas. Casi siempre supo colocarse por encima de las luchas partisanas. Gracias a su notable capacidad para logar acuerdos, se hizo amigo de personalidades cuyo origen político era muy distinto al suyo. Fue cercano a Carlos Castillo Peraza. Valorado por Ernesto Zedillo. Político respetado ante los ojos de Andrés Manuel López Obrador.
Hombres de su naturaleza humana quedan ya muy pocos hoy. Deja ahora un inmenso hueco, pero queda también su obra. Es justo afirmar que Gilberto Rincón Gallardo fue uno de los principales fundadores del nuevo Estado mexicano.
Analista político

Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-12

DOF: 29/08/2008
DECRETO por el que se aprueba el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012.
Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.- Presidencia de la República.
FELIPE DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, en ejercicio de la facultad que me confiere el artículo 89, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con fundamento en los artículos 9, 16, 22, 26, 27, 28, 29 y 32 de la Ley de Planeación, y 9o, 27, 31 y 37 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, y
CONSIDERANDO
Que el artículo 26, apartado A, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dispone que el Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía, para la independencia y democratización política, social y cultural de la Nación;
Que el mismo precepto constitucional establece que habrá un plan nacional de desarrollo, al que se sujetarán obligatoriamente los programas de la Administración Pública Federal;
Que el 31 de mayo de 2007 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, el cual contiene los objetivos nacionales, estrategias y prioridades que regirán la actuación del Gobierno Federal durante la presente administración;
Que el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 prevé como premisa básica para el desarrollo integral del país al desarrollo humano sustentable y orienta la actuación gubernamental en torno a cinco ejes principales: estado de derecho y seguridad, economía competitiva y generadora de empleos, igualdad de oportunidades, sustentabilidad ambiental, así como democracia efectiva y política exterior responsable;
Que el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 propone un objetivo integral de política pública en materia de derechos humanos, basado en la consolidación del respeto irrestricto a los derechos humanos y la pugna por su promoción y defensa;
Que la política en materia de derechos humanos, por su transversalidad, trasciende a los cinco ejes del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, en especial al eje Estado de derecho y seguridad, del que se desprende que sólo garantizando la debida protección de la vida, el patrimonio, las libertades y los derechos de todos lo mexicanos, se proveerá de una base firme para el desarrollo óptimo de las capacidades de la población;
Que el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, dispone la elaboración de un programa en la Administración Pública Federal para fortalecer el respeto de los derechos humanos;
Que el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012, establecerá los objetivos, las estrategias y las líneas de acción tendientes a asegurar el respeto de los derechos humanos en toda la Administración Pública Federal, para contribuir a la modificación del enfoque de las políticas públicas para la defensa de los derechos humanos, con la visión de superar la simple restitución en el goce de los mismos;
Que la estrategia establecida en el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012, profundiza en 4 temas fundamentales a saber: la inclusión de una perspectiva de derechos humanos en las políticas públicas; la implementación de los mecanismos de colaboración y coordinación entre los poderes de la Unión y los órdenes de Gobierno; la promoción y difusión de una cultura de derechos humanos y la debida armonización legislativa. Dichos temas obligan la intervención de todas las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, cuyo esfuerzo redundará en el respeto irrestricto de los derechos humanos;
Que la Secretaría de Gobernación elaboró el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012, siguiendo las directrices previstas en el Plan Nacional de Desarrollo y dando cumplimiento a lo dispuesto en la normativa aplicable, por lo que lo sometió a consideración del Ejecutivo Federal a mi cargo, he tenido a bien emitir el siguiente
DECRETO
ARTÍCULO PRIMERO.- Se aprueba el Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012.
ARTÍCULO SEGUNDO.- El Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012 será de observancia obligatoria para las dependencias de la Administración Pública Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias. Asimismo, la obligatoriedad del programa será extensiva a las entidades paraestatales, conforme a las disposiciones jurídicas aplicables.
ARTÍCULO TERCERO.- Las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal integrarán en sus anteproyectos de presupuesto de egresos, recursos para el eficaz cumplimiento de los objetivos y metas del Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012, en concordancia con el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 y en el marco de la programación del gasto público y de las disposiciones aplicables. En ese sentido, las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal se sujetarán a las asignaciones del presupuesto autorizado.
ARTÍCULO CUARTO.- La Secretaría de Gobernación verificará de manera periódica el avance del Programa Nacional de Derechos Humanos 2008-2012, los resultados de su ejecución, así como su incidencia en la consecución de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012; asimismo, realizará las acciones necesarias para hacer las correcciones procedentes y, en su caso, modificarlo.
ARTÍCULO QUINTO.- La Secretaría de la Función Pública, en el ámbito de su competencia, vigilará el cumplimiento de las obligaciones derivadas de las disposiciones contenidas en el presente decreto.
TRANSITORIO
ÚNICO.- El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
Dado en la Residencia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, a veintiocho de agosto de dos mil ocho.- Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.- Rúbrica.- El Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo.- Rúbrica.- El Secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Guillermo Carstens Carstens.- Rúbrica.- El Secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas.- Rúbrica.
El programa en el DOF

Gilberto y Pedro

Columna El búho no ha muerto/Pedro Ferriz
Publicado en Excelsior (www.exonline.com.mx), 1 de septiembre de 2008;
Con letras de oro
La última vez que hablé contigo, supe que ya no nos volveríamos a ver en esta vida… Seguramente en la siguiente. Me dijiste que no ibas a poder ir a la marcha de “Iluminemos México”, por causa de un nuevo marcapasos que te acababan de instalar en tu corazón doliente. Y así lo entendí. También supe que aunque no físicamente, tu noble alma me
acompañaría a lo largo de Reforma, Juárez, Madero y hasta el Zócalo. Calles para ti tan familiares, como entrañables… Pero, ¿sabes Gilberto? Te quiero compartir lo que viví.
Entendí que la voz de un pueblo —que se acercó a contarme sus penas— semeja estrofas del himno que nos identifica. Pude ver que la bandera cambiaba todos sus colores por el blanco. Que aunque sea por la fatalidad que nos sacude, de todas maneras existen razones para estar unidos. La sociedad… todos, nos preguntábamos insistentemente si serviría de algo sacarlo del pecho. Caminar juntos. Vernos a los ojos. Estar para hacernos visibles. Sentir la carne viva de la solidaridad. Otros con voz trémula me preguntaban si lo viable, lo sensato era salir de México para hacer en otro lado, una nueva vida… Yo les dije que no. “Amar a tu país en las buenas, resulta fácil”. “Amarlo bajo la prueba de la adversidad, es demostrarle lealtad presente”. “Esperanza”. Oí, vi, sentí frases duras. “El Estado debe existir solo para protegernos” me decían unos. “Que no vengan aquí los políticos… no los queremos entre nosotros” era la voz de otros. “A mí me secuestraron en el 2003”… y me dijeron decenas de otras fechas. “A mi hermano lo mató la policía, porque se metió por una calle en sentido contrario” era la voz de una mujer llorosa. Fueron tantos testimonios, Gilberto, que podrás imaginar la carga que te deja en el alma. La sensación de frustración de no poder decirles nada. Nada más… “que no pierdas la fe”. “Lucha”. “Denuncia”. “No te quedes callado”.
Todo aquel río inagotable de gente. Toda esa energía. Me ha cambiado la vida. La forma de ver las cosas. Créeme que solo viéndolo. Viviendo esta experiencia, te puedes dar cuenta de la verdadera fuerza que mueve nuestra identidad. Esa que para muchos ya estaba perdida.
No obstante la justicia es el vínculo de la sociedad. Hoy supe que sin ella, la cohesión no se había extraviado.
Gilberto, sé que ya te fuiste. Pero tu vida apagada cobra sentido. Tu lucha por la paz, la igualdad, la democracia, la libertad y esmero por los demás, si bien no está resuelta, se ha encauzado. ¡Enderezaste el camino! Tantas veces preso por expresar tu conciencia. Hoy has dejado un fruto que con tu vida y los que amamos a México, no vamos a desperdiciar.
Vete en paz, Gilberto. Ya no sufras. Si bien no ha llegado a donde quieres. Tu tierra, esa que tanto amaste, ya sabe a donde ir. Qué hacer. Dónde nutrir su fe.
¡No sabes cuanto aprecio el impulso que diste al despertar de conciencias! Ahora que ya descansas, tendrás tiempo para aquilatarlo. Fue hermoso conocerte… importante. Te agradezco el ímpetu. Una mente brillante. Un alma que no te cupo en el cuerpo. Un preso de carne y no de conciencia. Hoy estás libre. Ya nada te limita. Solo lamento no haber estado contigo para darte un abrazo, después de terminada esta marcha. “Sí, iluminamos México”… Nosotros aquí abajo, a nivel de calle. Tú allá arriba. Seguro en un balcón, donde tu alma tendrá razones para estar contenta.
A Gilberto Rincón Gallardo
1939- 2008

Elogio social del miedo

Elogio social del miedo/Gregorio Morán
Publicado en LA VANGUARDIA, 03/11/2007;
Perplejo. La sociedad se conmociona ante dos escenas simultáneas, la de un descerebrado convertido en arrogante canalla que golpea a una joven indefensa, con alevosía e impunidad, y en un segundo plano, acompañando la escena como un fondo musical, un tipo acojonado porque el destino está dubitativo y aún no ha decidido si las hostias le van a caer sólo a la chica o también le tocarán a él, que nunca se sabe lo que puede ocurrir cuando las bestias se desatan. Le cayeron a la chica, es obvio, porque la gente basura siempre bascula hacia lo más fácil. Es algo más que ira lo que siento al escribir estas líneas, es vergüenza. No del tipo, que forma parte de esa especie a extinguir, repito a extinguir, y dejo la fórmula a los psicólogos y a los jueces, y de la que me importa una higa si su madre lo abandonó cuando era chico, y si su padre era alcohólico, ni si su abuela lo adoraba y le limpiaba las vomitadas cuando volvía a casa. De toda esa historia del lumpen despreciable y la agresión impune, retengo el gesto de sus colegas tomando con una cámara la imagen de los periodistas que seguían al nota, para intimidarles.
Basura como él, pero basura solidaria. Un respeto, porque si se invirtieran los papeles nadie con tanta audacia haría cosa semejante por nosotros.
Podríamos decir que pertenecer a una mafia es hoy la mejor garantía de solidaridad.
Ahora resulta que los enterados del asunto nos aseguran que casos como éste ocurren todos los días. ¿No me diga? ¿Y qué hacen ustedes para evitarlo si ni siquiera nos lo cuentan?
No creo que la gente sea consciente de lo que significa esta miserable historia ocurrida en un vagón de metro, entre un golfo y una joven ecuatoriana con presencia de un testigo, un joven argentino, a quien los dioses concedieron el privilegio de verlo y sufrir por ello. Primero la fecha. ¿Por qué nadie nos ha explicado la razón por la que un suceso ocurrido el 7 de octubre, a las diez y pico de la noche, se hace público el 23, casi dos semanas más tarde? ¿Qué pasó en el ínterin? ¿Por qué nos lo dan así, en bruto, y no nos cuentan qué ocurrió entre la Guardia Civil y los jueces de guardia, y cómo fue posible que ese jeta saliera arrogante y seguro para afrontar la historia, como un héroe de mierda y con patillas?
No hay razones jurídicas para que ese tal Sergi Xavier Martín Martínez esté detenido desde el mismo momento de la agresión, y ¿saben por qué? ¿Porque la agredida es mujer, ecuatoriana, acojonada, no estudió filología hispánica ni catalana, y menos aún un máster en el IESE? Les puedo asegurar, jugándome la patilla, que si le hubieran dado de hostias a una juez, no habría discusión posible porque habría un párrafo del código indicado para ese caso.
El motivo por el que ese espécimen con instinto criminal no está en el trullo a la espera de juicio es un descuido, una equivocación de la víctima, porque las víctimas son de naturaleza torpe y no acaban de entender el rigor cívico de nuestros jueces y letrados. Una vez apaleada, nuestra chica ecuatoriana debía de haber ido, fíjense en el modo del verbo, “debía de haber ido” a un centro de salud pública donde le fijaran sobre papel las heridas infligidas por el sujeto de marras, y una vez obtenido el documento en el que figuraban las señales, con el papelito bien agarrado en la mano, la ecuatoriana debía luego personarse en la comisaría más cercana y allí, adentrándose en la amabilidad habitual de esos departamentos, depositar sus datos y poner la pertinente denuncia. Entonces sí, el buen juez podría dormir tranquilo y sin ningún problema jurídico de conciencia, retener en prisión al que agredió, insultó y humilló a una muchacha que llevará perpetuamente esa herida.
Vivimos en una sociedad de tartufos, de cínicos desalmados. ¿O acaso no es eso lo que significa reprocharle al pobre argentino acojonado, al que le pilló el marrón metido en el metro, que deseaba mirar para otra parte y no encontrarse con la mirada del agresor, no fuera a ser que cambiara de víctima? ¡Qué valor tienen nuestros editorialistas exigiendo audacia a los testigos, al tiempo que no se atreven ni siquiera a dar los apellidos del agresor, no vaya a ser que les presente una querella por atentado a su honor! Me reconcomo pensando cómo tendrán los santísimos cojones de reprochar a un pringao que está a punto de ser forrado a hostias, o de arriesgarse a que lo maten impunemente, cuando ellos que tienen radios, periódicos, televisiones, buenos salarios, excelentes contratos blindados, y no son capaces ni de arriesgar a poner negro sobre blanco los apellidos de los delincuentes… “no vaya a ser que nos procesen y nos cueste una pasta”.
Unos días antes de esta tropelía, se podía leer en los diarios que un pederasta llamado Jordi F. C. - Fútbol Club, imagino que podría interpretarse, porque se dedicaba a ir por los campos de fútbol y atraer a niños con promesas de contratos- y hete aquí que este tipo, que operaba en Badalona - es decir, a la vuelta de la esquina-, no solamente no tiene apellidos sino que se señala que “es de origen español”, detalle críptico que no acabo de entender, porque lo más normal en Badalona es que casi todos sean de origen español, incluso alguno, creo yo y sin ofender, posiblemente sea hasta español, pero lo que me conmueve hasta el grito es que se trata “de uno de los delincuentes más maquiavélicos y peligrosos del país”. Pero no se da su filiación, ni su foto, porque una cosa es advertir y otra correr riesgos. En definitiva, vivimos en una sociedad que privilegia el miedo. Está en nuestra cultura y mucho más en nuestra época. El individualista romántico murió hace ya muchos años y hoy se educa a la gente no para ser individuos, sino para tropa. Sé desconfiado y fiel a la familia, al menos hasta que llegue el momento de la herencia. Sobre todo, no destaques ni llames la atención. Desde pequeños te advierten que no debes distinguirte, y si bien a las mamás y a los papás les gusta mucho la leyenda de Mozart, versión Pushkin-Milos Forman, mejor abstenerse porque eso está muy bien en el cine pero la vida, ay la vida. Si presencias un atraco, te recomiendan que te eches al suelo y que lo entregues todo. Si asistes a un accidente de tráfico, trata de salir pitando y que no te hagan testigo. Si estás en el lugar de una agresión, di que no la viste porque estabas distraído, y si te apuran mucho en un incidente callejero y has contemplado impávido cómo violaban a la chica, o robaban a la vieja, o atracaban al tendero de la esquina, échalo al olvido porque no va contigo. Y además, ¡sé ciudadano posmoderno! ¿acaso no pagas tus impuestos para que la policía se ocupe de esas cosas? Por esos mismos días y en un pequeño pueblo de la Ribera Alta levantina, un chico de apenas 23 años, de cara redonda y conciencia inmensa, se movió al oír cómo le daban de hostias impunemente y en medio de la estación a una joven. El agresor tenía el tamaño de un armario pero allá se fue con su voluntad de joven estudiante de derecho - de los que creen, por supuesto-, y apenas si le dio tiempo a preguntarle a ella si necesitaba ayuda, porque el armario se disparó, le dio un trompazo y le dejó como un mueble sobre el andén. Allí se quedó, muerto. Se llamaba Daniel Oliver Llorente, y cuando llegaron las urgencias se encontraron al agresor que le movía los brazos gritándole: “Tío, no me hagas esto, aguanta, no te mueras”. Pero murió, como en el verso de Vallejo, y del agresor no sabemos más que se llamaba David y dos siglas de apellidos. Por supuesto uno está en la calle y el otro en el cementerio. Miwa Buene, congoleño, 42 años, traductor de una ONG, se encontró un mal día en Alcalá de Henares a un energúmeno que se llamaba Roberto, uno de eso arcángeles que se consideran, y así se lo dijo al alcalde, hartos “de putos negros y putos inmigrantes en su ciudad”. Le curtió de lo lindo y ahora Miwa el congoleño reside parapléjico en el hospital de Toledo y el otro libre para proclamar la defensa de Occidente. Nuestra justicia es de clase, quiero decir que es de clase A, de clase B, o de clase incierta, pero es de clase y los jueces se limitan a aplicarla. ¿Quién podría reprocharles que también tuvieran miedo? A lo mejor no es de ahora y viene de lejos. Los refranes, que son la quintaesencia de las miserias populares, están llenos de referencias al miedo, siempre elogiosas. Ensalzadores del valor, apenas si conozco alguno.

La pedagogía del miedo

La pedagogía social del miedo/Gregorio Morán
Publicado en LA VANGUARDIA (www.lavanguardia.es) 19/04/2008;
Paremos un momento el reloj de la costumbre y detengámonos a pensar en lo que estamos haciendo. Comencemos la secuencia. Acabo de llegar al aeropuerto y me coloco en la fila de facturación. He de pensar en el peso; me excedo o me quedo corto. No sé si el equipaje de mano me traerá problemas. ¿El frasco de la loción? Las maquinillas del afeitado ¿están permitidas? ¿Y la colonia? ¿Tiene el tamaño correcto? El agua mineral debo comprarla después de pasar los controles. ¡Los controles! Quítate la ropa - menos el pantalón y la camisa-, incluido el cinturón y probablemente - depende del día que tenga el segurata-también los zapatos. Y si aprecia un gesto esquivo, entonces te tocará los testículos, con guantes o con un cacharrillo que emite los sonidos de un perro de juguete. Pero te los toca, y el culo y todo tú entero, lo que le dé la gana, y no se te ocurra decirle que te parece una humillación, porque con toda probabilidad perderás el vuelo, y te hará saber de primera mano que allí tú eres un siervo, que debes estar callado, que por tu condición de esclavo de la modernidad más absoluta, es decir, viajar en avión, no tienes más remedio que aguantar y callar, y si quieres ejercer el derecho al onanismo - es decir, protestar- tienes unas hojitas de reclamaciones con las que sacarán brillo a los zapatos los empleados de la sección de atención al cliente.

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