6 ene 2007

Husein ante la Historia

Diario de Beirut
Espejismos de Oriente

  • Sadam Husein, ante el tribunal de la Historia/Tomás Alcoverro
Tomado de La Vanguardia, 01/01/2007);

En mis tres largas décadas de trabajo de corresponsal, he asistido a las honras fúnebres del 'rais' egipcio Gamal Abdel Nasser, de su sucesor Anuar el Saddat, del rey Hussein de Jordania, del presidente sirio Hafez el Assad y de Yaser Arafat, que dirigió la precaria Autoridad Nacional Palestina.
Fueron poderosos estadistas que marcaron, indudablemente, la historia contemporánea poscolonial de sus pueblos. El ex presidente iraquí Sadam Husein ha sido el primer gobernante ajusticiado por un tribunal de su país, bajo dominación extranjera, en esta región del Oriente Medio. Su entierro humillante, su entierro de vencido de la historia, será conmovedor para millones de árabes.
Este hombre que había nacido en 1937 en la pobre aldea de Aewja cerca de Tikrit, patria del legendario Saladino conquistador de Jerusalén, que con Nabuconodosor, el que expulsó a los judíos de Babilonia, constituyeron sus heroicas imágenes a imitar; este hombre que, sin duda, empujó con su partido Baas al Iraq hcia el desarrollo con la nacionalización de sus yacimientos de petróleo, en la década de los setenta, hacia la modernización con sus programas agrarios, culturales y también de industria de armamento, fue, además, el que condujo a su pueblo a guerras interminables en Irán, en Kuwait, con los EE UU y sus aliados, y le sometió a la cruel dominación de sus omnipotentes servicios de seguridad que se ensañaron con los rebeldes chiíes y kurdos de la Republica.
Sadam Husein Al Takriti, nombre de su potente clan suni, fue un niño pobre que iba con los pies desnudos a los campos del ejido, un niño huérfano a quien educó su tío paterno, que le envió a Bagdad. Sus biógrafos narran sus años de adolescente, perdido por las calles de la capital, ganándose el pan como vendedor ambulante o servidor de cafeterías, antes de convertirse en matón de barrio, en jefe de bandas armadas, en duro militante del Baas. "Sadam Husein como persona puede ser unica, quiza diabólica, -ha escrito Said K. Aburish- pero ha sido un verdadero hijo de Iraq".
La antigua Mesopotamia es una tierra de bárbaras luchas tribales, de costumbres sanguinarias y de venganzas ancestrales. Si, por ejemplo, los golpes de estado de Egipto, de Siria, no fueron mortíferos, los que se perpetraron en Iraq se convirtiueron en baños de sangre. Sadam Husein, que fue nombrado presidente de la república en 1979, sucediendo a Al Bakr, ha dominado sobre su heterogénea población de suníes, chiíes, kurdos, cristianos, durante casi tres décadas con la fuerza de sus terribles agentes o 'mukhbarats', con el poder de su clan que manteníaa como superestructura ideológica un Baas, originalmente lacio, socializante y panarabista, hasta que fue derrocado por la invasion de los EE UU. y sua aliados en el invierno del año 2003.
Difícil será esclarecer, valorar con independencia su acción de gobierno, condenada sobre todo por los chiíes y kurdos, víctimas de su represión cruel, de sus genocidios y crímenes contra la humanidad, y combatida por los EE.UU. y las naciones aliadas que le acusaron de acumular armas de destrucción masiva y de desafiar la seguridad del mundo, para emprender su guerra de invasión. Con creces se demostro que estos argumentos fueron completamente falsos. El régimen de Sadam Husein no escondía amenazadoras armas atómicas ni bioquímicas, ni se había aliado a la organización terrorista de Al Qaeda, como pretendía la administración Bush. Quizá el tema más polémico de su política fue la malhadada invasión de Kuwait en agosto de 1990 , que destapó la caja de Pandora de todas las calamidades y horrores que se han ido precipitando sobre el inocente pueblo iraquí.
La ocupación de Kuwait ha sido siempre justificada por los anteriores gobernantes de Bagdad, tanto por el rey Ghazi en 1931 como por el coronel Kassem en 1958, por considerarla una reivindicación nacional de un territorio arrancado por los colonialistas británicos.
El drama de Iraq es haber sido un estado artificial, configurado como otros paises del Oriente Medio, en la época colonial británica y francesa, tras la derrota del imperio otomano. La invasion del rico emirato petrolífero de Kuwait conviritió a Sadam Husein, hasta entonces aliado de los EEUU y de las naciones de Occidente como Francia, en su larga y mortífera guerra de ocho anos con la república Islámica de Irán, en su peor enemigo que había que destruir. Después de la imposición de las garantías internacionales de la ONU que aplastaron a la población civil sin hacer gran mella en el régimen, el presidente George W. Bush decidió declararle la guerra total, al amapro de su cruzada contra el terrosimo internacional, concluyendo la acción armada emprendida por su padre en 1991.
Sadam había sentido gran admiración por Stalin, cuyos libros leía. En sus suntuosos palacios de Bagdad, en su el museo dedicado a su gloria, se revelaba su megalomanía y el descomunal culto a la personalidad que había impuesto. Pero tambien algunos de sus biógrafos han relatado que a menudo dormía en un camastro a lo castrense, rodeado de tratados políticos y de innumerables pares de zapatos relucientes y que evocaba cariñosamente, a aquel judío de Bagdad, a aquel portero de una casa del Cairo que en su juventud, le habían ayudado y tratado con afecto. La captura y muerte en manos de los marines estadounidenses de sus hijos Uday y Qusay, y su propia captura y detencion de hace tres años en un zulo cerca de Tikrit tuvieron que sumirle en una gran humillación.
Pero durante las audiencias de su proceso, de su primer poceso por la matanza de chiíes en el norte de Iraq, Sadam Husein todavía pretendía seguir siendo el presidente de la república. Algún día, no ahora, la Historia le juzgará.

Homo urbanus



  • "Homo Urbanus", ¿celebración o lamento?/Jeremy Rifkin, autor de La era del acceso: la revolución de la nueva economía; (Paidós); es presidente de la Fundación sobre Tendencias Económicas de Washington.

Tomado de EL País, 06, /01/2007);

Traducción de News Clips

El año 2007 será un gran hito en la saga humana, con una magnitud similar a la era agrícola y la revolución industrial. Según Naciones Unidas, por primera vez en la historia la mayoría de los seres humanos estarán viviendo en grandes zonas urbanas con poblaciones de 10 millones de habitantes o más. Nos hemos convertido en el Homo urbanus.

El fenómeno de millones de personas apiñadas y amontonadas unas encima de otras en gigantescos centros urbanos es nuevo. Recordemos que, hace 200 años, una persona normal de la Tierra habría conocido entre 200 y 300 personas en toda su vida. Hoy, un habitante de Nueva York puede vivir y trabajar entre 220,000 personas en un radio de 10 minutos de su casa u oficina en el centro de Manhattan.

Sólo una ciudad en toda la historia -la Roma antigua- contaba con una población de más de un millón de habitantes antes del siglo XIX. Londres se convirtió en la primera ciudad moderna con una población de más de un millón de personas, en el año 1820. En la actualidad, 414 ciudades poseen una población de un millón de habitantes o más, y no se atisba el fin del proceso de urbanización, ya que nuestra especie está creciendo a una velocidad alarmante. Cada día nacen en el planeta 376,000 personas. Se espera que la población humana alcance los 9,000 millones en 2042, la mayoría de los cuales vivirán en densas zonas urbanas.

Mientras la raza humana dependió del flujo solar, los vientos, las corrientes y la energía animal y humana como sustento vital, la población se mantuvo relativamente baja para adaptarse a la capacidad de carga de la naturaleza: la capacidad de la biosfera para reciclar residuos y reponer recursos. El punto de inflexión se produjo con la exhumación de grandes cantidades de energía solar almacenada, primero en forma de depósitos de carbón, y luego, petróleo y gas natural bajo la superficie terráquea. Aprovechados por el motor a vapor y más tarde por el motor de combustión interna, y convertidos en electricidad y distribuidos a través del tendido eléctrico, los combustibles fósiles permitieron a la humanidad crear nuevas tecnologías que aumentaron de manera espectacular la producción de alimentos, los artículos manufacturados y los servicios. El incremento de la productividad derivó en el crecimiento desenfrenado de la población y la urbanización mundial.
No es sorprendente que nadie esté realmente seguro de si este profundo punto de inflexión en las modalidades de la vida humana debería celebrarse o lamentarse, o si simplemente deberíamos dejar constancia de él. Ello se debe a que nuestra población en aumento y nuestro estilo de vida urbano se han comprado a expensas de la desaparición de los grandes ecosistemas y hábitat de la Tierra. El historiador cultural Elías Canetti comentaba en una ocasión que cada uno de nosotros es un monarca en un campo de cadáveres. Si nos detuviéramos por un momento y reflexionáramos sobre el número de criaturas y recursos de la Tierra que hemos expropiado y consumido en nuestra vida, nos horrorizaría la carnicería y la explotación que han sido necesarias para garantizar nuestra existencia.

El hecho es que las grandes poblaciones que viven en megaciudades consumen cantidades ingentes de energía del planeta para mantener sus infraestructuras y su flujo diario de actividad humana. Para poner esto en perspectiva, sólo la Torre Sears, uno de los rascacielos más altos del mundo, utiliza más electricidad en un día que una ciudad de 35,000 habitantes. Y lo que es todavía más increíble: nuestra especie actualmente consume casi un 40% de la producción primaria neta de la Tierra, aunque sólo constituimos un 0,5% de la biomasa animal del planeta. Las demás especies tienen menos para consumir. La otra cara de la urbanización es la estela que dejamos en nuestro camino hacia un mundo de edificios de oficinas de 100 plantas, torres de viviendas y paisajes de cristal, cemento, luz artificial e interconectividad eléctrica. No es casualidad que mientras celebramos la urbanización del mundo, nos aproximemos rápidamente a otro hito histórico: la desaparición de la naturaleza. El crecimiento de la población y el consumo de comida y agua, la ampliación de las carreteras y los ferrocarriles, y la expansión urbana siguen invadiendo la naturaleza y la abocan a la extinción.

Nuestros científicos nos dicen que a lo largo de la vida de los niños de hoy, la naturaleza desaparecerá de la faz de la Tierra tras millones de años de existencia. La autopista transamazónica, que cruza toda la extensión de la selva del Amazonas, está acelerando la devastación del último gran hábitat natural. Otras regiones naturales, desde Borneo hasta la cuenca de Congo, están mermando rápidamente cada día que pasa, y abriendo camino a unas poblaciones humanas cada vez mayores que buscan espacio y recursos para vivir. No es de extrañar que, según el biólogo de Harvard E. O. Wilson, estemos experimentando la mayor oleada de extinción masiva de especies animales en 65 millones de años. Actualmente perdemos por la extinción entre 50 y 150 especies al día. En 2100, dos terceras partes de las especies restantes de la Tierra probablemente se habrán extinguido.
¿Adónde nos lleva todo esto? Intenten imaginar 1,000 ciudades de casi un millón de habitantes o más dentro de 35 años. Nos deja helados y es insostenible para la Tierra. No quiero ser aguafiestas, pero quizá la conmemoración de la urbanización de la raza humana en 2007 podría ser una oportunidad para replantearse nuestra manera de vivir en este planeta. Sin duda, hay mucho que aplaudir de la vida urbana: su rica diversidad cultural, sus relaciones sociales y la densa actividad comercial. Pero es una cuestión de magnitud y escala. Debemos reflexionar sobre la mejor manera de reducir nuestra población y desarrollar entornos urbanos sostenibles que utilicen con mayor eficacia la energía y los recursos, que sean menos contaminantes y que estén mejor diseñados.
En resumen: en la gran era de la urbanización hemos aislado cada vez más a la raza humana del resto del mundo natural en la creencia de que podríamos conquistar, colonizar y utilizar la rica generosidad del planeta para garantizar nuestra completa autonomía sin consecuencias funestas para nosotros y para las generaciones futuras. En la próxima fase de la historia humana tendremos que encontrar un modo de reintegrarnos en el resto de la Tierra viviente si pretendemos preservar nuestra especie y conservar el planeta para las demás criaturas.

Dos años en la blogsfera


Este seis de enero esta bitácora cumple dos años de estar presente en la blogfera.
Hay alojados casi 1000 textos de todo tipo. Mios son comentarios en la radio, algunas reflexiones y también hay muchos textos "prestados"; además, he reproducido algunos debates que se han dado en el Congreso, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. Además seleccioné parte de las conferencias de prensa de los principales candidatos a la presidencia de la República.
Debo decir también que he puesto en el sitio alguno artículos de autores destacadas que creo que deben ser compartidos; y lo he hecho, porque algunos de ellos no están disponibles, sólo para suscripores.
Por cierto uno de esos autores -escribe en El País- me escribió desde Europa para decirme que le deba gusto que haya reproducido su artículo, y que de vez en cuando consultaría esta bitácora. Le agradecí el gesto.
Las primeras líneas que coloque la denomine: Los Etnocaceristas del Perú, el caso de los hermanos Humala. Se trató de aquél brote subversivo que le estalló al al gobierno peruano de Alejandro Toledo el último día del 2004, cuando un grupo de 150 exmilitares ultranacionalistas tomaron violentamente la comisaría de Andahuaylas. El motivo de la revuelta: solicitar la renuncia del presidente. En la acción perdieron la vida cinco personas y 14 resultaron heridas.
Me llamó la atención porque de repente lo relacione con México, concretamente con Chiapas y con el subcomandante Marcos.
Por cierto tuve un sólo lector: mi hijo Fred Alberto.
¡Creo que valio la pena! El, junto con 99 personas más siguen consultando esta bitácora que hoy cumple dos áños.
También por este medio me reencontrado con varios viejos amigos.
¡Buen años a todos!