11 sept 2006

Regresan los Lefebristas al redil

Cinco sacerdotes y seminaristas, que en su mayoría habían pertenecido a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por el arzobispo Marcel Lefebvre, han regresado a la comunión plena con la Iglesia católica y han fundado el Instituto del Buen Pastor.
Esta nueva sociedad de vida apostólica de derecho pontificio fue erigida el 8 de septiembre, pasado en Roma. Forman parte de ella personas que quieren celebrar la liturgia tal y como estaba en vigor en la Iglesia latina hasta el año 1962.
El Instituto reúne a sacerdotes que quieren "ejercer su sacerdocio en la Tradición doctrinal y litúrgica de la Santa Iglesia Católica Romana", ha explicado en un comunicado el cardenal Jean-Pierre Ricard, arzobispo de Burdeos, donde estará presente el Instituto.
El 2 de julio de 1988 Juan Pablo II constató en la carta apostólica Ecclesia Dei que la "ilegítima" ordenación de cuatro obispos en el seno de la Fraternidad por parte de monseñor Lefebvre (30 de junio de 1988) constituyó "un acto cismático"

Víctimas, perdón y justicia

Las Víctimas, el perdón y la justicia/Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica y presidente de la Sociedad Vasca de Victimología

EL PAÍS, 7/09/2006

Las víctimas de sucesos violentos son incómodas para la gente porque recuerdan la fragilidad de la persona y exponen en toda su crudeza los límites de la crueldad humana. Pero la sociedad tiene la obligación de ser solidaria con las víctimas porque un Estado de Derecho es una sociedad de riesgos, en donde prima la libertad sobre la seguridad. Una sociedad más libre ofrece, sin duda, muchas más posibilidades, pero también está expuesta a más riesgos. Por ello, la sociedad tiene la obligación de asumir una solidaridad activa con las víctimas, que son inocentes de las tropelías cometidas con ellas. No es sólo, por tanto, una cuestión de caridad, sino de justicia.
A su vez, las víctimas deben aspirar a dejar de serlo sin perpetuarse como tales. El componente objetivo de una víctima (el daño sufrido o la pérdida experimentada) no tiene vuelta atrás, pero el componente subjetivo (es decir, el malestar emocional) puede y debe desaparecer con un tratamiento psicológico adecuado (en los casos necesarios), con el apoyo familiar y con el respaldo social. En este sentido la responsabilidad de la sociedad es contribuir con las medidas adecuadas a paliar el dolor de las víctimas. Éstas, por su parte, no deben instalarse en el victimismo, porque éste dificulta su recuperación psicológica y constituye una traba para implicarse en un proyecto de vida enriquecedor.
Las víctimas tienen un derecho a la reintegración a la vida cotidiana, como los delincuentes lo tienen a la reinserción. A las víctimas se les debe reparar lo reparable y reconocer lo irreparable. El primer requisito para defender su dignidad es el recuerdo. La memoria de las víctimas ha de convertirse en exigencia permanente de deslegitimación de la violencia. No se puede en ningún caso relegar al olvido lo ocurrido. Un segundo requisito es la aplicación de la justicia. Todos los delincuentes tienen que rendir cuentas ante los tribunales y cumplir una condena proporcional al delito cometido. Es una cuestión de justicia asumir la responsabilidad de los propios actos. Otra cosa es que se pueda cumplir la condena con la flexibilidad que permite la ley. Y, por último, tiene que haber un reconocimiento expreso del daño causado por parte de los terroristas, con una fórmula que resulte veraz, así como una reparación moral y un resarcimiento económico a las víctimas, excepto en los casos de insolvencia manifiesta. Es decir, la reinserción debe ser un proceso activo e individual que denote una actitud positiva por parte del delincuente y que no sea meramente el resultado de un indulto generalizado. Asimismo no se puede autorizar la exaltación pública de los terroristas ni permitir las afrentas a las víctimas.
En otras palabras, sin justicia no hay una paz verdadera. En caso contrario sería sumar el escarnio a la injusticia. Es decir, con las víctimas no hay que hablar de sentimientos, sino de justicia. No se trata de elaborar un mapa del dolor, sino de reparar el daño personal y político causado (negarles su condición de ciudadanos de pleno derecho). Estos requisitos deben asumirlos los poderes públicos, no las víctimas, para dejar que éstas puedan dedicar sus energías a reconstruir sus vidas.
Respecto al perdón, no puede ni debe ser obligatorio que el verdugo lo solicite, ni que la víctima lo conceda. El perdón afecta a la esfera personal. El perdón es individual y se trata de un don gratuito del ofendido al ofensor cuando éste lo solicita. Por tanto, como señala Ricoeur, nunca se debe; sólo se puede demandar, pudiendo ser rechazado con toda legitimidad. Por ello, ningún perdón verdadero puede ser el resultado de una decisión colectiva (Gobierno, Parlamento, etcétera). Al Gobierno sólo le corresponde la justicia; no el perdón, que sólo atañe a las víctimas. A su vez, al agresor hay que exigirle, más allá de las muestras de arrepentimiento, que constituyen un componente subjetivo, el reconocimiento del mal causado y las obligaciones objetivas que ello puede llevar aparejadas (resarcimiento económico, alejamiento de las víctimas, etcétera).

No cabe duda de que el perdón puede ser beneficioso para el equilibrio emocional de la víctima y de que puede servir para librarse del dolor. Pero el perdón en ningún caso es olvido, pues para perdonar es ineludible la memoria del agravio. Por el contrario, el odio enquistado al agresor (el rencor) absorbe la atención, encadena al pasado, impide la cicatrización de las heridas emocionales y, en último término, dificulta la alegría de vivir.
Una última reflexión. Las víctimas pueden estar acertadas o equivocadas en sus apreciaciones políticas, como cualquier otro ciudadano. Ser víctima no aporta un plus de valor a los análisis políticos. El Gobierno tiene el derecho y la obligación de buscar vías para la paz. De hecho, que no haya nuevas víctimas es algo que contribuye a la mejoría psicológica de las ahora existentes. Sin embargo, las víctimas son las portadoras de nuestra memoria, y no habrá paz que pueda construirse sin ellas o a pesar de ellas. Sería un error atribuir a los deseos de venganza la exigencia de justicia. Las víctimas tienen una obligación moral de dar testimonio de lo que ocurrió para que no vuelva a suceder. No hay mañana sin ayer. Por eso, hay que avanzar en curar las heridas del pasado a través de más justicia, más verdad y más reparación.

Textos sobre el 11-S

Cinco años despúes/Walter Laqueur*
Han pasado cinco años desde los grandes atentados terroristas ocurridos en Nueva York y Washington, son varias las comisiones que los han investigado, y se han escrito innumerables libros sobre ellos, por no hablar de los documentales televisivos y últimamente también las películas. No cabe duda de que ahora es posible ver esos acontecimientos con una perspectiva histórica más clara. En estos cinco años transcurridos, no se ha producido ningún atentado de una magnitud similar, y los grandes enemigos de los terroristas no se han venido abajo. Es cierto que el terrorismo no ha desaparecido de la tierra; basta recordar los atentados planeados por un grupo de jóvenes musulmanes en el Reino Unido, los recientes acontecimientos en Turquía y el Sinaí, así como en India (Bengala occidental), Bangladesh o Sri Lanka, donde el terrorismo es endémico pero no es objeto de cobertura televisiva y, por lo tanto, le cuesta penetrar en nuestra conciencia.

5 años after

Todos estamos de acuerdo que el mundo cambio aquella mañana del 11 de septiembre del 2001.

Oficialmente murieron 2,749 personas y muchos miles más quedaron dañadas de por vida. Sobretodo los que trabajaron en los escombros de la zona cero; un informe reciente señala que el 70% tiene hoy problemas pulmonares; asmáticos, de sinusitis y cientos de bomberos fueron prejubilados.
Según el analista Issac Bigio la guerra antiterror ha costado entre 62, 000 y 180 mil vidas y ha producido 4.5 millones de desplazados: EE UU ha invertido en esta 437, mil millones de dólares.
La pregunta obligada que todos nos hacemos es ¿qué tan seguro es el Mundo Hoy?
Para algunos especialistas es muchos menos inseguro; Osama Bin Laden y Al Qaeda estan vivos. "Las células durmientes se extienden por Europa y en los países musulmanes crece el sentimiento antioccidental a medida que se invaden y destruyen nuevos países y se masacra a la población civil." (Cinco años después/ Antoni Segura, Catedrático de Historia de la UB, El Periódico: 11/09/2006)
Para el profesor Michel Wieviorka"El terrorismo de Al Qaeda - que probablemente no se detendrá por los dos verosímiles fracasos que acaban de darnos a conocer sucesivamente los medios- es un fenómeno verdaderamente global, ya que conjuga lógicas transnacionales, metapolíticas - la lucha religiosa del bien contra el mal- y aspectos característicos de las sociedades a las que ataca." (Unidad islámica?/Michel Wieviorka, LA VANGUARDIA, 07/09/2006)

Para otros, como Olivier Roy politólogo francés, director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de París, el mundo es más seguro, pero no gracias a la guerra contra el terrorismo, sino a pesar de ella.(¿Es el mundo más seguro a cinco años del 11-S?/Olivier Roy; El País, 08/09/2006)

Dice Roy que la “verdadera lucha contra el terrorismo está funcionando: la batalla en la que no hay ejércitos, aviones de combate ni grandes discursos, sino una movilización prolongada de (miles de) policías, expertos, organismos de espionaje y poder judicial que vigila a las redes y células concretas Al Qaeda. De este modo se han frustrado muchas tramas en Occidente, gracias a la labor policial y la cooperación internacional.”

A un año de estar en el cargo el director nacional de Inteligencia de EE UU John D. Negroponte dio a conocer un dato secreto: que "la comunidad de inteligencia - de las 16 agencias- reúne en todo el mundo a 100 mil estadounidenses esforzados, capaces y patriotas". La cifra coincide con la reciente revelación, hecha por una de sus asesoras, en el sentido de que el presupuesto del aparato de inteligencia asciende a 44 mil millones de dólares anuales.
Entre los 16 organismos que forman la complicada trama del espionaje están la CIA, la Agencia Nacional de Seguridad, la Agencia de Inteligencia Geoespacial, los organismos de inteligencia del Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI, La DEA, entre otros grupos menos conocidos de varios departamentos ministeriales.
Para Walter Laquear, director del Instituto de Estudios Estratégicos de Washington desde hace cinco años no se ha producido ningún atentado de una magnitud similar – el 7-J ingles y el marzo español, son de menor magnitud-, y (tampoco) los grandes enemigos de los terroristas no se han venido abajo. Además “no se ha apresado o asesinado a peces gordos del terrorismo mediante operaciones militares (a todos se los atrapó o bien a través de información de espionaje o de la acción policial clásica.” (Cinco años después/Walter Laqueur; La Vanguardia, 11/09/2006)
Pero también subraya el especialista que “en general, podría afirmarse que el terrorismo al estilo Osama Bin Laden no ha llegado a tener éxito; en parte, debido a unas medidas de seguridad más eficaces y, en parte, porque quienes patrocinan ataques terroristas se han dado cuenta de que su táctica (y estrategia) no ha triunfado.”Señala que los atentados del 2001 “sólo causaron un daño limitado (si lo medimos con el baremo de las ambiciones terroristas) y, por otra parte, han generado una alerta que antes no existía frente al peligro terrorista.”

Para Andrés Montero Gómez, presidente de la Sociedad Española de Psicología de la Violencia a Al-Qaeda la construimos entre todos. Dice que e terrorismo no es nada, no tiene impacto ni sentido sin la respuesta del auditorio al que va dirigido su mensaje. Es decir, no existe sino sale en la TV. Añade “ “nosotros les otorgamos cobertura mediática instantánea y en directo en todas las televisiones, años de páginas de análisis, testimonios y publicidad. Hicimos de Al-Qaeda un actor global porque la reconocimos global.” (Quinto aniversario del enemigo/Andrés Montero Gómez, El Correo Digital, 11/09/2006)
Coincide en parte con ello, Fawaz A. Gerges, catedrático de Oriente Próximo y asuntos internacionales del Sarah Lawrence College dice que Bin Laden “desarrolló un gran sentido sobre cómo utilizar a los medios de comunicación y cuando decidió declararle la guerra a Estados Unidos, quiso que todo el mundo lo supiera”. (El Bin Laden que conozco/Fawaz A. Gerges, en La Vanguardia, 10 y 11 /09/2006)

Dice Christopher Hitchens, columnista de Vanity Fair en un texto publicado ayer en varios medios que “nosotros (los medios) le estamos haciendo un favor a Bin Laden al hablar una y otra vez de él “Su mística tiene que ser disminuida, no mejorada, por el hecho de que se ha transformado en un fugitivo.” (La búsqueda de Osama Bin Laden/Christopher Hitchens, El Mundo, 10/09/2006)

¡Pero bueno no hay que culpar a los medios por hacer su trabajo! De hecho en las primeras semanas después de los atentados el gobierno del presidente Bush quiso implantar la censura. Su equipo pidió a los medios que le consultaran antes de trasmitir declaraciones de Bin Laden.
Empero, el primero en decir no fue The New York Times quien le dijo a la Casa Blanca que la responsabilidad de su periódico era para con los lectores.

Lo que es un hecho es que hasta este momento los terroristas han triunfado, y sólo por el hecho de que hicieron el mundo menos libre.
Gracias al combate al terrorismo se redujeron a la nada las garantías jurídicas y la presunción de inocencia; los derechos humanos fueron pasados a segundo termino.. Basta cualquier amenaza de nuevos atentados para extremar las medidas de seguridad lo que, en cierto modo, es una victoria de los terroristas, ya que ello se reduce la libertad de movimientos y no necesariamente se garantiza la seguridad del ciudadano.
Para el profesor Ralf Dahrendorf la Ley Patriota erosionó los grandes pilares de la libertad, como el habeas corpus, el derecho a recurrir a un tribunal independiente cuando el Estado priva a un individuo de su libertad. Y ni que decir de la cárcel de Guantánamo en Cuba, se convirtió en el símbolo de algo insólito: el encarcelamiento sin juicio de combatientes ilegale”. (El 11-S y el nuevo autoritarismo/Ralf Dahrendorf, La Vanguardia, 10/09/2006).
Dice Dahrendorf que “una ansiedad difusa está ganando terreno. La gente se siente intranquila y preocupada, especialmente cuando viaja. Ahora de cualquier accidente de tren o de avión se sospecha primero que haya sido un acto de terrorismo. Por tanto, el 11-S ha significado una gran sacudida tanto a nivel psicológico como para nuestros sistemas políticos. Si bien la lucha contra el terrorismo se lleva a cabo en nombre de la democracia, esa lucha ha conducido de hecho a un marcado debilitamiento de la democracia debido a la legislación oficial y a la ansiedad popular.” Por lo que “debemos asegurarnos de que la legislación pertinente para enfrentar los retos del terrorismo sea estrictamente temporal.”

Ni que decir de los controles en las fronteras, sobretodo con México, que se han convertido en un tortura y las persecuciones policíacas están a la orden del día. La Patrulla Fronteriza ha tenido un incremento considerable en su presupuesto. Miles de guardias están en este momento con alta tecnología resguardando las fronteras: cualquiera que se parezca terrorista es aprendido.
Por lo que en parte coincido con Olivier Roy, de alguna manera el mundo es más seguro debido a que se han frustrado muchas tramas terroristas debido labor policial y la cooperación internacional. La última las acciones en Gran Bretaña son un ejemplo de ello. Claro si creemos en las fuentes de inteligencia que indicaron que terroristas planeaban hacer estallar diez aparatos en vuelo, en un ataque simultáneo perpetrado mediante explosivos líquidos
¿Pero estamos más seguros hoy? Ni el mismo Presidente Bush sabe.
A pocos días del V aniversario del 11-S, la Casa Blanca presentó el reporte Estrategia nacional de combate al terrorismo para actualizar los progresos en ese rubro. El informe dice que EE UU está más seguro que hace cinco años pero no del todo, porque los terroristas han "evolucionado y modificado sus métodos para cometer sus actos".
En tanto, los demócratas dicen que los pasados cinco años han sido un fracaso porque la Casa Blanca mezcló la ucha antiterrorista con la guerra de Irak y ello ha resultado en una mayor amenaza para EE UU.
Los demócratas sometieron otro informe elaborado por el Third Way National Security Project titulado The Neo Con que analiza las políticas republicanas de los pasados cinco años y concluye que han hecho que el país esté más vulnerable a los ataques terroristas. El reporte cita un estudio según el cual 86% de los expertos en seguridad nacional entrevistados por el Center for American Progress y la revista Foreign Policy creen que ahora el mundo es más peligroso para EE UU; otro 83% está en desacuerdo con la premisa de que EE UU está ganando la guerra en contra del terror.
No hay que olvidar que en EE UU hay elecciones legislativas en unas semanas más - 7 de noviembre- y el tema de la seguridad esta en la agenda política, por lo que tanto Republicanos como Demócratas tratarán de obtener una ventaja para proteger a los ciudadanos contra ataques terroristas.

Hoy es Jueves Santo, fin de la Cuaresma

Hoy es jueves Santo... Y aunque la semana Santa comienza el domingo de Ramos, el jueves es sagrado, grande, puro; es el día clave, que marca...