11 jul 2005

Una reflexión sobre los atentados de 7-J londinense

El golpe fue en pleno corazón de Londres ylevantó una ola de profundo dolor y estupor mundial.

Los atentados se prepararon, según admitió el primer ministro Tony Blair, para hacerlos coincidir con la cumbre anual del G-8 en Escocia; la masacre se ejecutó un día después de que Londres fuera elegida sede de los Juegos del 2012, aunque es imposible que esta circunstancia estuviera en la intención inicial de los terroristas.

El hecho de que el terrorismo haya escogido Londres no debe sorprender. Scotland Yard consideraba poco menos que inevitable un atentado de estas características e Interpol había indicado en abril que el Reino Unido era un objetivo principal de Al Qaeda y sus redes, por su apoyo a la guerra de Iraq.

De hecho, en marzo y agosto del 2004 fueron desarticuladas importantes redes terroristas en Gran Bretaña, donde viven 1,6 millones de musulmanes. Se ha hablado, incluso, de la existencia de unas nebulosas redes de islamistas radicadas en la capital inglesa que han sido calificadas por los expertos como Londondistan
Un grupo integrista que se dice miembro de la red de Al Qaeda reivindicó estas acciones y amenazó con atentados semejantes en otros países europeos como Italia y Dinamarca.

El terrorismo de origen islamico se ha situado, desde el 11-S, en la primera línea de preocupaciones del mundo. Las formas de establecerse, así como las de reclutar a sus adeptos y de preparar técnica y financieramente sus atentados, lo han convertido en un enemigo casi invisible y, por tanto, de muy difícil detección. Instalados en suburbios de la grandes ciudades europeas, hacen vida normal de terroristas durmientes entre sus hermanos de etnia o de religión, de forma austera, en espera que se les ordene la ejecución del atentado. Una vez cometido éste, vuelven a hacer la vida de antes, como un inmigrante más, irreconocible por sus propios vecinos.
La lucha contra este tipo de terrorismo no es fácil. No puede ser tratado como otros grupos terroristas, como es el caso de ETA o del IRA. Requiere un esfuerzo de los servicios de información e inteligencia, y una inversión en medios y personas, conocedoras tanto de la especial idiosincrasia y cultura de quienes son captados para enrolarse en estos grupos. Requiere también una efectiva coordinación de la policía internacional, pero, sobre todo, requiere que los gobiernos actúen al unísono, con toda la firmeza, pero también con toda la eficacia para no dar palos de ciego.

Para algunos especialistas, como Loretta Napoleoni, economista experta en terrorismo internacional y autora del libro los atentados tienen una clara vertiente económica por los simbolos en juego, el lugar elegido y el momento en que se realizan; "golpean al Reino Unido, que es presidente de turno del G-8 justo el día en que empieza la conferencia. Ponen las bombas en las estaciones de metro que representan el principal acceso al corazón financiero de Londres. La hora también coincide con la que los hombres de negocios van a trabajar. Se trata de un ataque dirigido al órgano vital de Gran Bretaña y por extensión a las economías occidentales, como sucedió, aunque a otra escala, el 11-S".

Stephen Ulph, presidente de la Jamestown Foundation Journal, mostró, en un artículo titulado Londondistan, su profunda sorpresa ante el hecho de que movimientos islámicos radicales e incluso violentos tuvieran sede en Londres. " Usted podría decir que, para los exponentes del Islam radical, Londres se ha convertido en la ciudad más importante de Occidente...Muchas de las fatwas (edictos religiosos) de Bin Laden fueron inicialmente publicados en Londres. De hecho, el Reino Unido parece en general diferir de los otros Estados europeos en el grado en que ha llegado a ser un centro espiritual y de comunicaciones del movimiento de la Yihad".

En tanto, el experto Ramtanu Maitra señala que Londres "se ha convertido en la Cueva de Aladino, lleno de bote en bote de disidentes islámicos". No se trata sólamente, advierte, de una muestra de liberalismo y tolerancia por parte del Reino Unido. "Gran Bretaña, explica, ha dejado de ser una potencia política y económica. En orden a mantener un estatus de casi igualdad, Gran Bretaña tiene dos importantes ingredientes que ofrecer a EE.UU; primero, su capacidad para manejar Oriente Medio, Norte de África, Asia central y partes del subcontinente indio a través de la utilización de la gente que vive en la Cueva de Aladino de Londres; y segunda, su control de los movimientos internacionales de divisas a través de la City".

Por ello mismo, y dada la proximidad de los grupos radicales de la Yihad con el ancho mundo financiero, el golpe del 7-J ha podido tener incluso resultados económicos inmediatos. "No hay que descartar que los terroristas se hayan enriquecido con este atentado. En la última semana, por ejemplo, ha habido mucha especulación con el oro. Puede haber alguna relación, aunque es difícil de demostrar", afirma Loretta Napoleoni.

A la vista de la reacción al alza de los mercados bursátiles europeos el viernes 8, empujados por Wall Street, parecería en cualquier caso que la intentona sangrienta del terrorismo islámico hubiera fracasado.

Y es que los riesgos de atentados terroristas son una parte integrante de las grandes economías del mundo que saben resistir mejor a los ataques brutales, dijo la casa de corretaje americana Ryan Beck.

Abby Cohen de Goldman Sachs, comentaba el jueves en una nota que los mercados tienden a sobrerreaccionar en caso de atentado.

En una nota de Merrill Lynch, K. Bostjanic señala que "acontecimientos como éste incrementan claramente la aversión al riesgo de inversión. Si es temporal o de larga duración creemos que dependerá de la situación que se abra y de si estos desarrollos se extienden a otras ciudades, con Al Qaeda aparentemente amenazando también a Dinamarca e Italia", afirma.

El diario Financial Times, comparte estas inquietudes. Es verdad que el exceso de liquidez ha absorbido el impacto del ataque al punto que la plaza de Londres, la que hubiera tenido que resultar más afectada, acabó la semana con las mayores ganancias de Europa.

Pero es pronto para cantar victoria. "Los mercados están más vulnerables que nunca. Los desequilibrios mundiales han crecido y todo depende demasiado en los consumidores anglosajones. La eurozona está estancada, el precio del crudo está en niveles récord, el crecimiento de China ha despertado el proteccionismo y los líderes globales son incapaces de iniciar una acción de forma conjunta". Por ello, concluye el diario, "en el caso de otro ataque más devastador, los mercados podrían demostrar ser más débiles de lo previsto".

¿Existe esta posibilidad? Según Loretta Napoleoni, "el ataque de Londres demuestra que las fuentes de financiamiento de los grupos terroristas no se han interrumpido. Aunque también hay que tener en cuenta que este tipo de atentados es relativamente barato y ha sido financiado seguramente por el grupo que lo ha perpetrado. No es necesario el apoyo económico de Al Qaeda, puede proceder de fondos ilegales, gestionados a través de mezquitas, además de las contribuciones de algunos que simpatizan con su causa".

En caso de nuevas acciones terroristas, que nadie puede descartar, la situación podría evolucionar de forma muy rápida. Los economistas de Goldman Sachs creen que "una actividad terrorista adicional tendría consecuencias peores que el 11-S, ante la repercusión que tendría en el consumo y la inversión".

Por lo pronto, el ministro británico del Interior, Charles Clarke, ha revelado que planea nuevas medidas de seguridad como mayor control ciudadano, más chequeos fronterizos y el acceso de la Policía a llamadas telefónicas y correos electrónicos. Algunas de las medidas que planea, las que requieren el acuerdo internacional, serán planteadas en la reunión de ministros de Interior y Justicia de la Unión Europea el próximo miércoles 13 en Bruselas.

Clarke ha explicado que los atentados del pasado jueves en Londres ponen en evidencia la necesidad de reforzar las medidas de seguridad hasta nuevos límites. Una de esas medidas, que Clarke considera crucial, es que las fuerzas de seguridad tengan acceso a registros de llamadas, mensajes de texto por teléfono móvil y correos electrónicos. El ministro ha aclarado que no se refiere al “contenido” de esas llamadas o correos, sino a “los registros de telecomunicaciones, sean por teléfono o correo electrónico, que revelan qué llamada se hizo desde que número a qué otro número y a qué hora”, datos que “son de mucha utilidad para los servicios de seguridad". Igualmente, ha abogado por que las empresas de telecomunicaciones estén obligadas a colaborar con la Policía y a conservar esos datos por algún tiempo.
La introducción de esa medida, que Clarke planteará el miércoles a sus colegas europeos, sería un paso inédito en el Reino Unido, un país en que los derechos a la intimidad y la libertad individual se consideran preciados tesoros.

Deteneos en el nombre de Dios:

Además, ayer el Papa Benedicto XVI, manifestó su "profundo dolor" por los atentados de Londres, se dirigió directamente a sus autores para exigir: "¡Deteneos, en nombre de Dios!".

Además, en un artículo de portada, L'Osservatore Romano reconoce que "dolor y angustia son los sentimientos que en estas dramática horas unen a los pueblos", pues "el terrorismo se ha convertido en flagelo internacional que no tiene en cuenta a la raza, la religión o el origen social".

Se quiere "aterrorizar" antes incluso que "matar", afirma el periódico, desenmascarando el "designio criminal que sólo puede ser alejado trastocando su lógica, que es la lógica del miedo". Por este motivo, considera, "no ceder al chantaje de la violencia" es "la mejor respuesta a los terroristas", concluye.

El profesor Edward N. Luttwak, experto en terrorismo del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), Washington, comenta en un artículo publicado hoy lunes en el periódico español La Vanguardia, que "Al Qaeda ya no existe como organización...(ya que a) sus jefes supervivientes, desde Bin Laden para abajo...,cuanto les queda es el nombre de marca, una marca que conserva su atractivo ante los ojos de los musulmanes furiosos de todas partes del mundo debido en gran medida al inexcusable fracaso a la hora de capturar o matar a Ossama Bin Laden (lo cual es resultado de la incompetencia de la CIA, una incompetencia reconocida ya de modo oficial en tres informes separados del Gobierno de Estados Unidos)."

Y pregunta ¿cómo es posible que unos simples aficionados consigan realizar atentados de categoría mundial?

Señala que: (i) El primer nivel de competencia en los actos terroristas es lograr la detonación de artefactos explosivos. De acuerdo con este parámetro, el grupo musulmán que llevó a cabo el atentado era sólo semicompetente: se sabe que algunas bombas no estallaron, pero no se sabe cuántas bombas sin estallar hay todavía por descubrir.

(ii) El segundo nivel de competencia es la coordinación de múltiples explosiones. Una única explosión no es determinante; podría ser un accidente o un simple acto criminal... Sin embargo, cuatro bombas son sin lugar a dudas terrorismo. Según este parámetro, el grupo musulmán tuvo bastante éxito.

(iii) El tercer nivel de competencia es la selección de los objetivos adecuados. En este terreno, el grupo musulmán no actuó con demasiada brillantez.

Afirma a diferencia de otros analistas y del mismo Tony Blair que "Las bombas que explotaron no golpearon objetivos emblemáticos del Londres oficial en el eje que va desde Westminster hasta Whitehall, ni del Londres turístico en el eje entre el Oxford Circus y Picadilly, ni del Londres financiero en la City."

Empero, "con todo, lo sucedido fue suficiente para crear el caos y trastocar una importante capital mundial; en gran medida, porque las autoridades reaccionaron cerrando toda la red de transporte público, algo que no se hizo nunca cuando Londres fue objeto de los intensos bombardeos de la fuerza aérea alemana. No hay solución inmediata a la desafección musulmana, ni tampoco es posible interceptar a la diminuta minoría de terroristas antes de que hagan estallar sus bombas. Sin embargo, podemos y debemos aprender a infrarreaccionar, a reducir los incentivos de nuevos atentados.

Para Michael Wieviorka, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, "En el momento en que el terrorismo golpea y las bombas explotan, la emoción y el desasosiego son máximos, y resulta difícil hablar con algo de distancia y reflexión. El pensamiento, el conocimiento y la capacidad de análisis se encuentran entonces situadas en las peores condiciones para que sean de ayuda en la comprensión del fenómeno. En caliente se verifica, mucho más que en cualquier otro instante, la validez de un dicho que todos deberían tener presente antes de atender a los expertos, los responsables políticos, los comentaristas y todos los movilizados por el acontecimiento en el espacio público: en materia de terrorismo, quienes saben no hablan, quienes hablan no saben."

Wieviorka coincide que la elección de la fecha elegida era la adecuada. Sin embargo, señala que "tardaremos mucho en saber si los cálculos de los terroristas han sido tan maquiavélicos y complejos o si, más bien, se han aprovechado de la conjunción, muy favorable para ellos, de lo que era un calendario previsible (la cumbre del G-8) y la decisión tomada en Singapur la víspera de los atentados (los Juegos Olímpicos). La prensa, en este tipo de situaciones, tiene tendencia a exagerar la inteligencia estratégica de los terroristas."

"En Londres, en contra de lo que se dijo en Madrid a propósito de ETA, nadie ha imaginado que el IRA pueda estar implicado en los atentados, y la duda no es admisible. Estos atentados no tendrán la misma repercusión en la política internacional ni en los equilibrios políticos internos británicos que los de Madrid, que tuvieron como doble consecuencia una reorientación con respecto a la guerra de Iraq y el viraje del país a la izquierda. Es probable que Tony Blair apriete los dientes y mantenga el rumbo. Sin embargo, lo que está claro es que se ha pasado una página. Como pensaban desde hace algunos meses los mejores especialistas británicos, Londres -que ya era objeto de fuertes presiones estadounidenses y francesas en ese sentido- ya no es ni volverá a ser ese espacio original donde reinaba para el islamismo, incluso el muy radical, una extraña libertad para reunirse y para comunicar, mediatizar, hacia todo el mundo. Londres tenía la originalidad de estar en Europa plenamente comprometida con Estados Unidos en la guerra contra el terror ante George W. Bush ymostrarse abierta, muy tolerante, con las corrientes islamistas, incluidas las extremistas. Los atentados de ayer, a los cuales se preparaba Tony Blair desde hacía varios meses, acaban de poner fin a esta particularidad."